A las tres y media de la madrugada del 25 de abril de 1998 una brecha de sesenta metros de ancho y treinta de alto rompió la balsa minera de la localidad sevillana de Aznalcóllar.
En pocas horas siete millones de metros cúbicos de lodos tóxicos y aguas ácidas alcanzaron las orillas de los ríos Agrio y Guadiamar, hasta llegar a uno de los mayores emblemas naturales del mundo: el Parque Nacional de Doñana.
El agua arrastraba oxígeno sin disolver y sólidos en suspensión que provocaron la muerte de toda la vida subacuática: más de 30 toneladas de peces muertos y 170 de cangrejos fueron recogidos en los días siguientes.Las aves que habitaban en las orillas consiguieron escapar a la catástrofe pero sus puestas se vieron seriamente afectadas.
España asistía, atónita, al mayor desastre ecológico de su historia: 4.600 hectáreas de superficie cultivable se cubrieron de negro lodo; más de 60 kilómetros de cauces impregnados por la contaminación; más de 46.000 habitantes de diez municipios afectados y más de 5.000 puestos de trabajo hipotecados.
Los lodos tóxicos de la multinacional Boliden-Apirsa rompían un ya de por sí frágil equilibrio entre marismas, aguas dulces, riberas agrícolas, una fauna de ejemplares únicos y en extinción y las actividades del hombre.
Hoy, ecologistas y expertos consideran que la mina de Aznalcóllar sigue siendo una «bomba de relojería».
En el área minera de Aznalcóllar se han producido recientes episodios de contaminación de aguas. La filtración de tóxicos de las escombreras llegó al río Agrio provocando la muerte de toda la población de peces. Un episodio de filtración de residuos de la mina se produce en una zona desde la cual se toma el agua para el consumo humano del municipio de Aznalcóllar. Una situación que hace temer la posibilidad de que las aguas del río Guadiamar estén contaminándose al mezclarse con las del Agrio.
Hoy día existen en España más de 200 millones de metros cúbicos de residuos peligrosos repartidos en más de 740 balsas mineras. Muchas de ellas abandonadas en enclaves naturales de importancia y algunas susceptibles de ser protagonistas de otra catástrofe, de otro Aznalcóllar, de otra Doñana.
Un informe del Instituto Tecnológico y Geominero, alertaba de siete balsas mineras «similares» a las de Aznalcóllar y que permanecen activas en nuestro país. Pero lo cierto es que parece que todavía no hemos aprendido la lección: Ecologistas en Acción denuncia la creación del macroproyecto minero de «Cobre de las Cruces» en la localidad andaluza de Gerena, que viene a repetir el sistema de minería a cielo abierto de Boliden.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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